El puerto turístico de Lisboa y sus excursiones

Catedral Lisboa

Muchos son los cruceros que recorren el Atlántico, asoman a las costas de Portugal, y la mayoría de estos trayectos cuentan con escalas en Lisboa, la capital del país.

El puerto de Lisboa cuenta con cuatro terminales. Por tanto, como podemos imaginar, es bastante grande. Algo que en parte parece recordar el gran pasado de la ciudad, en los días de los grandes descubridores.

Dependiendo de la terminal en la que desembarquemos estaremos más o menos cerca del centro histórico de la ciudad. Aun así, hay que destacar que el transporte público de Lisboa es realmente bueno, rápido y barato, por lo que llegar a los principales puntos de interés no será complicado.

¿Qué podemos hacer en una escala en Lisboa? Pues lo cierto es que muchas cosas. Podemos visitar la ciudad, que es una de las mejores opciones. En esta visita descubriremos monumentos como su catedral, Santa María Maior, la iglesia más importante de Lisboa. Reformada en varias ocasiones durante su historia, cuenta con una fachada realmente impresionante, así como un claustro en el que actualmente hay trabajos de recuperación de antiguos asentamientos romanos, árabes y medievales.

El Castillo de San Jorge es otro de los lugares interesantes de la ciudad. Situado en la colina de San Jorge, la parte más alta de la ciudad, cuenta con unas vistas espectaculares sobre la misma. Además, en las inmediaciones hay un museo con parte de los restos descubiertos en el lugar.

No podemos olvidarnos de las plazas importantes de la ciudad, como la Plaza del Comercio, la más destacada, la del Rossio o la del Marqués de Pombal (más actual). Estas tres plazas recuerdan los momentos más álgidos en la historia de la ciudad.

Es imprescindible subir en uno de sus elevadores más conocidos, el de Santa Justa, construido en 1900 con 45 metros de altura y un estilo neogótico realmente llamativo. Tras subir en él, también es muy recomendable la visita al Convento do Carmo. Estas son las ruinas de lo que en su día sería la iglesia gótica más grande de la ciudad, completamente destruida tras el gran terremoto de 1755 y actual sede del Museo Arqueológico do Carmo.

Nuestra visita al Panteón Nacional de Santa Engracia nos dejará completamente perplejos, ante este colosal edificio que comenzaría a construirse hace casi 300 años. Revestido de mármol, destaca por su enorme cúpula. En su interior encontraremos tumbas de personajes notables de la historia portuguesa, y además, desde lo más alto, podremos observar una asombrosa vista de 360 grados sobre la ciudad.

En una escala en Lisboa, también es recomendable desplazarse a Belém. Este lugar, antiguamente, no formaba parte de la ciudad. No obstante, al crecer ésta, terminaría absorbiéndolo.

En Belém encontramos edificios tan importantes como el Monasterio de los Jerónimos. Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1983, el edificio fue diseñado por Diogo de Boitaca con un claro estilo manuelino.

Muy cerca encontramos la famosa Torre de Belén, de estilo manuelino y muy llamativo. Podremos entrar dentro, en una visita no muy larga, para poder descubrir sus ventanas, cañones defensivos y sus terrazas con vistas.

La visita de Belém se complementa con el Monumento a los Descubrimientos. Un gran monumento de 52 metros de altura, levantado allá por 1960 para conmemorar el quinientos aniversario de uno de los descubridores portugueses más importantes, Henrique el Navegante, descubridor de Madeira, las Azores y Cabo Verde.

Estas visitas son las más destacadas de la ciudad. No obstante, si contamos con tiempo suficiente, es completamente recomendable acercarse hasta la preciosa Sintra, a tan sólo 30 kilómetros de la capital.

Aquí las visitas son bastantes, por tanto quizá no nos dé tiempo y tengamos que elegir. No obstante, no quedaremos para nada decepcionados pues alberga tesoros de la talla del Palacio Da Pena también declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995, o la misteriosa y encantadora Quinta da Regaleira, un hermoso palacio que mezcla lo mejor de la arquitectura románica, gótica, renacentista y manuelina.

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Foto vía: leandrociuffo

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