Puerto de Ajaccio, qué ver
Ajaccio es un precioso municipio francés que forma parte de muchas de las rutas que se realizan por el Mediterráneo. Capital del departamento de Córcega del Sur, se sitúa en esta bonita isla siendo famoso por ser el lugar en el que nació el mismísimo Napoleón Bonaparte. No es de extrañar pues, que la mayoría de las visitas asociada a este núcleo urbano estén relacionadas con este personaje histórico.
Está ubicada en el centro de un golfo que está considerado como uno de los más bellos del Mediterráneo. Por tanto, ya desde nuestra llegada, no tenemos que perdernos absolutamente nada, observando como el barco se acerca a la costa. Dependiendo del tamaño del mismo accederemos a tierra en bote, pues no es un puerto demasiado grande.
Como comentábamos, aquí, en Ajaccio, nació Bonaparte el 15 de agosto de 1769. Concretamente en la Rue Saint Charles, en la que es, a día de hoy, su casa-museo. En su interior encontrarás un sinfín de recuerdos de infancia del que sería el último emperador francés. Este lugar no sólo permite reconstruir la infancia de Napoleón, también ahondará en la historia de su familia. Además, contiene una bonita colección de mobiliario, utensilios y objetos de la época.
La Catedral de Ajaccio, pequeña, sencilla pero bastante hermosa, fue el lugar en el que el emperador fue bautizado. Junto a la misma la Ciudadela, una zona amurallada en la que perderse será toda una delicia. Entre sus calles, también puedes aprovechar para visitar templos religiosos como el de San Erasmo, que es el patrón de los pescadores.
La importancia de este personaje es más que evidente, por eso, en el Ayuntamiento, Hotel de Ville, se encuentra el Salón napoleónico. En realidad, son dos salas que homenajean nuevamente al emperador. Retratos familiares, bustos e incluso el acta de nacimiento de Napoleón serán algunas de las cosas que podrás ver.
No serán las únicas referencias a este hombre, pues a lo largo de sus calles podrás ver estatuas, monumentos e incluso calles que recuerdan, una vez más, cuál fue el hijo predilecto de la ciudad.
Otra de las visitas estrella de Ajaccio es el Palacio Fesch. En su interior, puedes encontrar la Biblioteca del palacio Fesch, que es excepcional. Paredes cubiertas de obras antiguas, incunables de los siglos XV, XVI y XVII y un entorno de lo más señorial te esperan en su interior. Además, en este palacio también se ubica el Museo Fesch, que custodia la segunda colección de pinturas italianas más importante de Francia tras el Louvre.
Mención especial merece la Capilla Imperial. Napoleón quiso edificar un mausoleo para su familia, así, en 1857 levantó esta capilla con una enorme cúpula en trampantojo que fue pintada por Jerôme Maglioli.
¿Te apetecen más museos? No te olvides del Musée a Bandera. Está consagrado a la historia de la isla, así como su relación con el Mediterráneo. En su interior, una gran colección de mapas, maquetas, armas y trajes antiguos que nos contarán paso a paso la historia de la isla y de esta hermosa ciudad, desde la prehistoria hasta la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a las playas, en Ajaccio encontrarás algunas de las más famosas de esta zona de la isla. Son amplias, bonitas y con todos los servicios. Así, junto a la Ciudadela, por ejemplo, puedes mojarte los pies en la playa de Saint Fraçois.
Los cruceros también ofrecerán algunas excursiones fuera de la ciudad, por ejemplo, la que conduce a la punta de la Parata, lugar en el que descansa una preciosa torre genovesa y que cuenta, además, con unas vistas impresionantes sobre la región. Disfruta de los miradores y admira el atardecer sobre las islas Sanginaires o haz una visita al fabuloso balneario de Porticcio.
En resumen, una escala llena de visitas históricas relacionadas con uno de los personajes más relevantes de la historia de Francia, pero, además, también una oportunidad estupenda para dejarse atrapar por la vida agradable de una urbe de origen pesquero que no ha perdido ni un ápice de su encanto a lo largo de los siglos.