El puerto de Kiel
En las rutas por el mar Báltico, el puerto de Kiel es uno de los destinos más esperados. Esta ha sido siempre un puerto de gran importancia ya que cuenta con una posición geográfica excelente, junto al Canal de Kiel. También es destacado por la gran profundidad de sus aguas.
En Kiel se sitúa el canal que une el Mar Báltico y el Mar del Norte, uno de los puertos del Báltico que registra un tránsito más elevado de embarcaciones, tanto turísticas como comerciales.
¿Cómo es el puerto de Kiel?
Al norte de la ciudad de Kiel, surge una zona considerada como el puerto natural, justo en el extremo de un fiordo. Esta parte es ideal para el estacionamiento y la construcción de barcos. Este puerto, además, es un atractivo turístico, pues, entre otras cosas, aquí tiene lugar la regata de veleros más importante a nivel mundial, la conocida como Kieler Woche. Durante el mes de junio, toda una semana, tienen lugar estas regatas.
Su ubicación al norte de Europa y las modernas instalaciones del puerto, hacen que sea uno de los más destacados de la zona. Llegan hasta aquí más de 350.000 cruceristas cada año. Además, podemos considerarlo como un punto de partida ideal para visitar otras ciudades históricas europeas, los castillos o los paisajes naturales de la zona.
Entre los servicios más destacados del puerto y sus instalaciones, destaca el cambio de divisas, la parada de autobuses, la parada de taxi, la cafetería para poder tomarse algo, el teléfono público y su amplia red de tiendas.
Una visita a Kiel
Se puede considerar a Kiel como la puerta del Mar Báltico. Ubicado en el fiordo de Kiel, este puerto ha sido durante los siglos todo un referente histórico relacionado con la construcción naval. En los astilleros de Kiel, los más grandes del país, son muchísimos los barcos que se han construido.
Además de pasear por el puerto viejo, un lugar repleto de vida y de actividad por su cercanía a la ciudad, la escala de cruceros en Kiel puede ser aprovechada para visitar otros lugares de interés como el famoso y curioso Aquarium. También podrías aprovechar tu visita a este lugar para hacer compras en Holestenstrabe, visitar el teatro o el Kunsthalle o descubrir incluso el ocio nocturno de la ciudad, si tu escala hace noche en el puerto.
El agradable paseo por el muelle te permitirá admirar la variedad de barcos que se amarran en él. Podrás ver desde las lanchas de vela hasta los cruceros turísticos que llegan todos los días. Además, desde la dársena, ubicada en la parte delantera del puerto, podrás disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.
Si quieres hacer algo completamente diferente, a 6 km al suroeste del centro, en Molfsee, se encuentra el Schleswig-Holsteinisches Freilichtmuseum. Es un museo al aire libre que cuenta con más de 70 edificios tradicionales provenientes del Land y que se organizan divertidamente en diminutos pueblos. Podrás ver desde las casas coloniales hasta los muebles originales que las decoraban, como las enormes camas en las que dormía toda la familia al completo para calentarse durante los fríos inviernos.
Si tienes tiempo en tu escala, puedes realizar una excursión a Lübeck, una de las pocas ciudades de la costa norte de Europa que ha mantenido su hermoso esplendor medieval.
Entre las curiosidades gastronómicas que podrás probar en esta parte de Alemania, podemos destacar el guiso llamado Kielbasa Eintopf. Este impronunciable nombre esconde una especie de salchicha con patatas deliciosa. También es completamente necesario probar la rosenkohisuppe, una sopa con repollo con un sabor exquisito. Eso sí, recuerda que estás en un lugar de frío. La comida aquí es bastante calórica. Si no quieres terminar con una indigestión come siempre con prudencia y comparte tus platos con alguien para ir sobre seguro.
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