De crucero por el Volga

Crucero por el Volga

Rusia es un destino turístico de esos que enamoran. Un lugar que cualquier amante de los viajes querría conocer. Moscú o San Petersburgo son ciudades que cuentan con infinidad de historia y monumentos. Puedes conocerlas de forma convencional, o bien adentrarte en otro tipo de viajes, por el agua.

Es posible hacer cruceros fluviales por el río Volga. Una propuesta atractiva para recorrer y conocer Rusia de otra forma muy distinta.

El río Volga es navegable en casi todo su recorrido, gracias a las grandes obras de acondicionamiento que se realizaron durante la segunda mitad del siglo XX. Es un río que cruza toda Rusia, por lo que estos dos datos juntos son una excelente noticia para los amantes de los cruceros fluviales; y es que es posible ir desde Moscú hasta San Petersburgo en barco.

Crucero en Rusia

Fechas y duración de los cruceros por el Volga

Teniendo en cuenta las temperaturas extremas de Rusia, los barcos solo pueden circular por el Volga desde marzo hasta diciembre. Además, de mayo a junio hay un gran aumento del caudal debido al descongelamiento de la nieve. Esto puede provocar que muchos barcos fluviales no puedan pasar por debajo de algunos puentes. En muchas compañías que ofertan cruceros durante esos meses, se suele solventar el problema usando autobuses para transportar a los turistas en los tramos más complicados.

En junio, además, los cruceristas podrán disfrutar de las conocidas noches blancas. Son esas noches en las que el sol no se llega a poner del todo. Noches en las que la luz es factible.

En cuanto a la duración de estos cruceros, evidentemente tienes varias opciones. Aún así, es bueno saber que para ir de Moscú a San Petersburgo, lo recomendable es una ruta de 11 o 12 días, tiempo más que suficiente para recorrer los 3645 km del Volga.

Escalas más importantes en los cruceros por el Volga

En sus más de 3.600 km, es posible conocer ciudades tan importantes como Moscú. La ciudad de la Plaza Roja, de la Catedral de San Basilio o la tumba de Lenin. Esa ciudad en la que las paredes rojas del Kremlin te impresionarán, o quizá las nueve iglesias con cúpula de cebolla.

Antes de llegar a San Petersburgo, hay escalas muy interesantes al margen del río Volga. Tienes lugares como Kizhi, en el que encontrarás el Museo de Arquitectura de Madera. Este museo al aire libre destaca por contar con un montón de atractivos tradicionales. Destacan dos iglesias de madera, la de la Transfiguración, con 37 m de altura y 22 cúpulas, así como la del Manto de la Virgen, una iglesia en cuya construcción no se usó ni un solo clavo.

Otra parada interesante es Üglich. Es una ciudad con muchísima historia, situada en lo que se conoce como el Anillo de Oro. Aquí murió el hijo de Iván el Terrible, el zarévich Dimitri. Una muerte que daría comienzo a un periodo de guerras en el país y que terminó con la ascensión de los Romanov.

En la ciudad puedes encontrar el Monasterio de San Demetrio en la Sangre o el Monasterio de la Transfiguración.

No podemos olvidarnos de Yaroslavl, una de las ciudades más bonitas del Volga. Su centro histórico está considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Quizá sea debido al gran número de templos que hay en su interior. Un montón de iglesias ortodoxas entre las que destacan la Iglesia del Profeta Elías, la Catedral de la Asunción o el Monasterio de la Transfiguración.

Parque Strelka en Yaroslavl

Sin duda alguna, una de las visitas más esperadas es la de San Petersburgo. Pocas ciudades en el mundo son tan hermosas como esta, la ciudad de los zares. Aquí es imposible perderse atracciones como el Museo Hermitage, situado, entre otros, en el antiguo Palacio de Invierno de los zares. Es uno de los museos más importantes del mundo. Además, también tienes que tener tiempo para ver otros monumentos como la Catedral de San Isaac, la Catedral de Kazán o la Iglesia de San Salvador.

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