El Canal du Midi, ubicado en el sur de la bella Francia, ha sido declarado por la Unesco en el año 1996, patrimonio histórico. Desde hace más de 350 años constituye uno de los sitios más importantes de navegación fluvial. Numerosos cruceros recorren sus aguas y navegar por la historia.
Después de ser un proyecto, durante muchos años, Pierre Paul de Riquet impulsó la concertación gracias a su vida y riqueza personal en el siglo XVII. Sin embargo, murió antes y no pudo contemplar su deseo hecho realidad.
Esta puerta hacia el mar Mediterráneo parte desde Tolouse hasta Trèbes (en 1666) luego por allí hacia el Estanque de Thau y, en último lugar, el puerto de Sètes. En el viaje en crucero puede observarse la construcción realizada por Riquet con el fin de alimentar el canal. Se trata de la creación de la cuenca de Saint Ferreol, un tanque artificial de agua que es a su vez, es el más grande del mundo. Resultan llamativas las esclusas, son quienes comandan el canal: regulan, por un lado, el caudal de agua y, por otro, la circulación de las embarcaciones.
En este viaje pueden apreciarse también las históricas y afamadas Tierras Cathares (S. XI). Ciudad determinada por las guerras que tuvieron lugar en esos castillos, por ejemplo, la matanza de Béziers en 1209, la toma de Carcassonne y, durante el año siguiente, la hoguera de Lavaur. En la travesía se presencia Toulouse, Cascassonne y Béziers también. Muchos castillos dotan de carácter único e historicista este recorrido asombroso.
Este canal determinó de gran manera la economía y el turismo ya que permitió unir el Atlántico con el Mediterráneo; incluso fue mayor la visita de grupos turísticos al ser declarado como patrimonio histórico. Además resulta atractiva la guía por distintos aromas y sabores de sus viñedos y bodegas y los platos