San Petersburgo es la segunda ciudad más importante de Rusia y una de las más grandes de Europa. Entre los numerosos nombres que recibe se encuentran “La Venecia del Norte” y «La Palmira del Norte». La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue fundada por el zar Pedro el Grande en 1703, con la intención de convertirla en la «ventana de Rusia hacia el mundo occidental», y es hoy día uno de los puertos turísticos más importantes de todo el Norte de Europa.
¿Qué podemos ver en San Petersburgo?
En sus calles, protagonistas de la Revolución bolchevique de 1917, se pueden admirar distintos estilos arquitectónicos, desde la ostentosidad de los zares a la sobriedad de la época comunista. Esto convierte a la ciudad en uno de los rincones más especiales de la antigua Europa del Este.
San Petersburgo cuenta con una gran riqueza cultural por lo que se hace difícil ver todos los lugares emblemáticos con los que cuenta en una sola jornada. Por eso, en este blog de cruceros te recomendamos, en primer lugar, que no te pierdas el museo del Hermitage, la joya de la corona de todos los museos rusos, ubicado en el maravilloso Gran Palacio de Invierno.
El museo alberga una impresionante colección con más de tres millones de obras de arte, repartidas en cuatro edificios: el Palacio de Invierno, el Pequeño Hermitage, el Viejo Hermitage y el Nuevo Hermitage. Antes de llegar al museo puedes visitar la plaza de Kazaan y la Avenida de Nevsky.
Dicha avenida constituye la calle mayor de la ciudad y el corazón de San Petersburgo. Cuenta con dos tramos atravesados por 3 canales que desembocan en distintas plazas, y una longitud de 4,5 km.
Otra de las características de la ciudad es que cuenta con numerosas catedrales entre las que se encuentran la Catedral de la Resurrección de Cristo, la Catedral Homónima (1818-1858) y la Catedral de San Isaac. La primera de ellas, también conocida como La Iglesia de la Sangre Derramada es un monumento conmemorativo al emperador ruso Alexander Segundo, que murió en ese lugar el 1 de marzo de 1881.
En el caso de los palacios, al igual que ocurre con las catedrales, tienes una amplia variedad para elegir, como el Palacio de Catalina, considerado una de las obras maestras de la arquitectura mundial. En su construcción se emplearon cientos de kilos de oro, lo que provoca un impresionante efecto cegador en los días soleados. De su interior destaca el Salón de Trono y el Salón de Ámbar, y de su exterior los jardines, pabellones, puentes de mármol y un gran Lago central.
También podrás visitar el Palacio de Pedro el Grande con los jardines más famosos e importantes de toda Europa, y para ello hay que dirigirse a Peterhof. Otra opción es ir al Palacio Yusupov, monumento de los siglos XVIII – XX y perfecto ejemplo del clasicismo ruso.
Si quieres conocer los bailes y canciones típicas puedes acudir a uno de los muchos teatros que tiene la ciudad para ver un precioso espectáculo de ballet o para conocer sus coloridas costumbres folclóricas, algunas de las tradicionales canciones rusas, la música de una orquesta folclórica, la belleza de las danzas circulares de las doncellas y, por supuesto, la impresionante habilidad de los Cosacos Rusos acrobáticos.
Otra de las características de San Petersburgo es que cuenta con numerosos canales y ríos. Si tienes tiempo puedes hacer un acogedor crucero a través de los ríos Moika y Neva, los principales de la ciudad.
En el crucero por el Neva se puede disfrutar de la vista de San Petersburgo con el Cabo de la isla Vasilievsky, la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, los Palacios Gran Ducales, el Palacio del mármol y la Mezquita. También navegarás bajo el Puente de la Santa Trinidad, y podrás ver el buque de guerra «Aurora», relacionado con la Revolución de 1917.