Realizar un crucero por el Norte de Europa siempre es una excelente opción. Durante nuestro recorrido, podremos conocer lugares como Oslo, destino que no dejará indiferente a nadie.
Es la capital de Noruega, siendo además la ciudad más poblada del país. Así, puede ser que a primera vista, tras atracar en el puerto, nos sintamos un poco abrumados por la gran cantidad de lugares que tenemos para ver. Aunque la oferta de visitas es realmente amplia, nuestro tiempo es limitado, por lo tanto, no viene mal saber cuáles son los monumentos más destacados de la ciudad.
Podemos destacar así la fortaleza de Akershus, un lugar imprescindible ubicado junto al famoso Fiordo de Oslo. Se trata de una construcción medieval, un complejo palaciego con más de 700 años de antigüedad. Este lugar ha sobrevivido a numerosos asedios, siendo en muchas ocasiones reforzado con grandes bastiones y murallas. No obstante, podemos decir que jamás fue conquistado a la fuerza por un ejército extranjero. En la actualidad es un cuartel general y escuela de oficiales, además, cabe destacar que desde 1938 este lugar funciona como el mausoleo de los reyes de Noruega.
Fortaleza de Akershus
Quizá no sea tan espectacular, pero lo cierto es que históricamente el Ayuntamiento de Oslo también es importante. Se trata de un edificio que comenzó a levantarse en 1931, aunque las obras se paralizaron por el estallido de la II Guerra Mundial. Es famoso por contener varias galerías de arte interesantes, pero también por la celebración de la ceremonia del Premio Nobel de la Paz y en 2005 fue designado en una votación popular como la Estructura del siglo de Oslo.
Otro imprescindible es el Palacio Real de Oslo, la residencia de los reyes de Noruega en la ciudad durante mucho tiempo. El palacio fue construido en el siglo XIX, concretamente entre 1823 y 1848. Llama la atención, entre otras cosas, por su planta en forma de C. Cuenta con 3 alturas y entre otras cosas en su interior alberga una capilla, un salón de baile y numerosas habitaciones como la Sala de los Pájaros. En la actualidad no es usado como residencia, más bien como lugar de trabajo.
En Oslo también encontramos espacios verdes a tener en cuenta como el Parque de Vigeland, más conocido como el parque de las esculturas. Es el pulmón verde de la ciudad, siendo uno de los parques más importantes del país. Fue levantado en 1907 por el escultor noruego Gustav Vigeland y además de numerosas estatuas y esculturas, cuenta con cinco áreas diferenciadas tales como la entrada, el puente, la fuente, el monolito y la rueda de la vida. Merece la pena desplazarse hasta aquí y pasear por cada una de estas zonas, descubriendo así numerosas esculturas como la del niño con rabieta, el Sinnataggen, ubicada en el puente del parque y siendo reconocida como una de las imágenes más típicas de la ciudad.
Parque Vigeland, en Oslo
Si somos amantes de los museos, en Oslo lo vamos a tener difícil, y no por la falta de ellos precisamente, más bien por la abundancia de los mismos. Aun así, podemos destacar algunos como el Museo Munch, un museo que cuenta con las obras de Edvard Munch, el cual dejó en su testamento una amplia representación de sus obras a la ciudad de Oslo.
Un museo bastante divertido tanto para grandes como para pequeños es el Museo de Barcos Vikingos. Se trata de un lugar genial en el que además de barcos vikingos encontramos un sinfín de recuerdos de estos pueblos nórdicos originarios de Escandinavia.
Finalmente también recomendamos el Museo del Pueblo Noruego. Se trata de un museo al aire libre, una visita deliciosa también si vamos con niños. En este museo encontramos más de 100 casas que representan la historia y cultura de distintas regiones de Noruegas. Un gran museo en el que encontramos la iglesia de madera de Gol (del año 1200) y un sinfín de trabajadores vestidos con el traje típico de cada una de las regiones. En resumen, una visita totalmente recomendable para pasarlo bien y aprender.