Burdeos es una de esas escalas soñadas en Francia. Un lugar plagado de monumentos que hará que nuestra ruta sea una auténtica aventura por la historia; y es que de historia, Burdeos sabe muchísimo.
Se trata de una ciudad portuaria del sudoeste de Francia, la capital de la región de Aquitania, para ser exactos. Este lugar es conocido también como Puerto de la Luna debido al meandro de un largo estuario marítimo que forma el río Garona y que le otorga una forma un tanto extraña. Fue inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y lo cierto es que teniendo en cuenta la amplia lista de monumentos que tenemos para disfrutar no nos extraña en absoluto.
Podemos comenzar, por ejemplo, por uno de los templos más hermosos de esta parte de Francia, la Catedral de San Andrés. Se trata del principal edificio religioso de la ciudad, una bonita catedral que fue construida en el siglo XI y que destaca por una arquitectura románica, algo que podemos observar en sus muros interiores, siendo estos la única parte que se conserva de esta construcción original, ya que fue reconstruida en el siglo XII y XVI. Es casi tan grande como la Notre-Dame de París y cuenta con una puerta Real de lo más llamativa gracias a sus esculturas góticas y un órgano renacentista de gran belleza.
Catedral de San Andrés
Otro de los lugares favoritos por los turistas es el Gran Teatro de Burdeos, que muchos aseguran es el más importante de Francia. Fue construido entre 1773 y 1780 por el arquitecto Victor Louis con un estilo neoclásico. Así, su arquitectura fue una verdadera innovación en la época. Destacamos la escalera interior que inspiró la de la Ópera de París, así como las rampas, galerías y pilares que hay en todo el edificio. Asimismo, es importante destacar que la madera de los palcos fue elegida minuciosamente para mejorar la acústica.
Las Plazas de la ciudad también son interesantes, como la Plaza del Parlamento. Fue una antigua plaza del Mercado Real que cambió por completo tras los planes de embellecimiento de la ciudad, momento tras el cual se amplió y modificó. Es el lugar ideal para tomar un café mientras observamos su fuente neo-renacentista.
La Plaza de la Bolsa
También destaca la Plaza de la Bolsa o Plaza Royal, una plaza construida entre 1730 y 1755. Destaca por los edificios de la misma, caracterizados por las columnas que sostienen grandes frontones tales como el del edificio de la Bolsa o el antiguo Hotel des Fermes.
Otro monumento religioso digno de ver es la Basílica de Saint-Michel. Se trata de uno de los principales lugares de culto de la ciudad y fue construido entre los siglos XIV y XVI. Su estilo es flamígero y cuenta con un gran campanario de 114 metros de altura. En su interior, entre otros, nos sorprenderá un precioso órgano del siglo XVIII.
Uno de los monumentos más destacados de la ciudad es el Monumento de los Girondinos. Está ubicado en la conocida Explanade des Quinconces. Fue construido en el siglo XIX y destaca por poseer una gran columna central y dos fuentes, dedicadas a la República y la Concordia así como la alegoría de la libertad que corona el monumento rompiendo las cadenas de la opresión.
Para los amantes de los museos, recomendamos la visita del museo de Aquitania. Está ubicado en la antigua Facultad de Letras y Ciencias, un edificio con muchísima historia. Este lugar acoge una colección que nos habla de la vida del hombre en esta región desde la Prehistoria hasta nuestros días. Así, pasearemos por la historia viviendo siglo a siglo la evolución de la civilización en esta parte de Francia. Dividida en dos niveles, hay parte de la exposición muy interesantes, como por ejemplo la de la edad de oro bordelesa, correspondiente al siglo XVIII o la del siglo XIX, momento en el que Burdeos contaba con una relación muy estrecha con las colonias de ultramar.
Si nos apetece realizar una ruta que haga escala en Burdeos, podemos destacar el Crucero Burdeos, Garona, Doroña I. Se trata de una ruta de 8 días por el Doroña que comienza con dos días iniciales en esta hermosa ciudad. El resto de escalas son Pauillac, Blaye, Liborna y Cadillac.
Los cruceros fluviales.